Reparar uno mismo ¿ahorro o riesgo?

Esta pregunta nos la hemos planteado todos cuando algún electrodoméstico o aparato ha dejado de funcionar en nuestro domicilio, y la respuesta más acertada sería decir: depende. Dependerá de muchos factores, ¿Tenemos conocimientos y habilidades adecuadas?, ¿Estamos capacitados para diagnosticar y reparar?, ¿Conocemos si existe riesgo eléctrico?

Es posible que a todas las preguntas respondas negativamente, pero añadas un “conozco a tal persona que igual me lo arregla”. Si no es un técnico cualificado, pueden pasar dos cosas, que te haga un apaño y funcione por unos meses, o que empeore la avería. Lo cual supondría una reparación mucho más cara todavía, y sin mencionar que no podrías contar con las garantías y seguridad que te ofrece un servicio técnico profesional.

Pero aún teniendo algún conocimiento, seguimos corriendo riesgos, es más, cuantas más nociones se tiene, más consciente es uno de los riesgos a los que te expones, tanto de salud como económicos.

Por ejemplo, si tienes un accidente y te rompes una pierna, no te haces un remedio temporal con unas tablas y hasta que aguante, ni te vas a la farmacia a que te den algo para “tratar de curarte”. Lo que primero haces cuando sufres un percance como este es acudir rápidamente a que te vea un médico cualificado en urgencias. Lo mismo ocurre cuando se estropea un electrodoméstico o un aparato eléctrico en el hogar o en la oficina.

Los riesgos que corremos al reparar uno mismo

Puede que no seamos conscientes, pero tratar de arreglar un aparato eléctrico sin estar profesionalmente capacitados, supone exponerse a grandes riesgos, como los que mencionamos a continuación:

• Para la salud: corremos el riesgo de sufrir accidentes por atropamiento y desgarramiento por partes móviles. También estamos expuestos al riesgo de intoxicación por exposición a agentes químicos, y por supuesto riesgo de electrocución y de sufrir quemaduras.

• Para el aparato: La reparación puede no ser la adecuada, ya sea por los repuestos empleados, como por su instalación, fijación, etc. Pudiendo deteriorar la calidad del funcionamiento, rendimiento, o seguridad del mismo. En el peor de los casos, el electrodoméstico puede quedar “económicamente irreparable”, no compensando ya repararlo y viéndote obligado a reemplazarlo, con el coste que ello supone.

• Para el bolsillo: Lo más probable es que, al final, la avería acabe empeorando y se termine acudiendo terminemos acudiendo finalmente a un servicio técnico, para que nos arregle el destrozo que nosotros (o algún allegado) ha provocado al intentar solucionar la avería. Si hubiéramos acudido al servicio técnico desde el principio, el coste de la avería se reduciría a la mitad.

Ten en cuenta que, con un servicio técnico, si no quedas satisfecho con el trabajo que se realiza, se puede reclamar. Los SAT, tanto técnicos como empresas han de cumplir unos requisitos reglamentarios mínimos establecidos, y en el caso de los SAT oficiales, han de poseer además una autorización escrita del fabricante, o en su defecto de su representante legal en nuestro país.

Cómo ahorrar con la avería de un aparato eléctrico o electrodoméstico

El ahorro en realidad se consigue:

• Siguiendo los consejos de utilización y conservación del electrodoméstico, reduciendo así la probabilidad de averías.

• Acudiendo a un servicio técnico especializado, solventando las averías y las dudas, proporcionándonos garantía por 3 meses sobre la reparación, y prolongando la vida del aparato.

En definitiva, el riesgo es mucho mayor, cuantitativa y cualitativamente hablando, que el ahorro que se pudiera obtener.

Al acudir a un servicio técnico, debemos hacerlo con total confianza, ya sea un servicio técnico oficial como uno multimarca, sin olvidarnos de pedir presupuesto y factura.

Imagen cortesía de Arvind Balaraman, FreeDigitalPhotos.net