Qué es y cómo nos afecta la obsolescencia programada

Todos conocemos la expresión “las cosas no se hacen como antes” y es cierto, antes cualquier producto se fabricaba para ser el mejor y que durase el mayor tiempo posible. Pero la industria se vio en la necesidad de implantar una caducidad temprana en todos los productos.

obsolencia-programadaLos cambios en la industria electrónica han hecho que los productos electrónicos de marcas más económicas o marcas blancas tengan una duración menos. De este modo, cuando se estropean prácticamente nos vemos ‘obligados’ a comprar un nuevo aparato y desechar el averiado. Si no queremos deteriorar el medioambiente antes de tiempo, optemos por reparar antes de comprar.

¿Qué es la obsolescencia programada? 

Ante la necesidad de la industria y la economía de aumentar las ventas, los beneficios y la generación de puestos de trabajo, se optó por estipular una fecha de caducidad para todos los productos.

Esto se logra mediante la manipulación de las calidades, o con la inserción de elementos que se deterioren en un periodo de tiempo estipulado. Un claro ejemplo son las bombillas, diseñadas para durar un número limitado de cientos de horas, cuando podrían durar cien años.

Actualmente en Livermore, California, sigue funcionando una bombilla en un parque de bomberos que lleva encendida sin interrupción desde 1901. Una bombilla que podemos ver en directo las 24 horas gracias a una webcam instalada a propósito.  De fabricar bombillas que durasen cien años, todo el mundo las compraría la primera vez, y hasta dentro de 100 años no necesitarían una nueva. Y esto no cuadra con la economía basada en el consumo. La bombilla de Livermore lleva funcionando ya más de 113 años.

Pero no siempre tiene que dañarse el producto de forma programada. En ocasiones esta caducidad viene dada por  que sus funciones o su diseño se queda anticuado o pasado de moda. Esto se aprecia considerablemente en el sector de las tecnologías de la comunicación, donde se sustituyen aparatos que todavía funcionan por unos nuevos que incluyen nuevas funcionalidades o características. El mejor ejemplo son los teléfonos móviles. De un móvil a uno con cámara, a uno con pantalla táctil, a uno con mp3, a uno con bluetooth, a un smartphone, a uno con pantalla retina, a otro con 4G, y así consecutivamente, sustituyendo aparatos que todavía funcionan sólo por el simple hecho de no estar al día.

¿Cómo nos afecta?

Sin duda la obsolescencia programada es el motor secreto de la economía del primer mundo, pero nos obliga a comprar, a necesitar cosas nuevas antes de tiempo. Esto favorece el crecimiento económico y la generación de puestos de trabajo que de otro modo no existirían.

Posiblemente el medioambiente sea el mayor perjudicado por la obsolescencia programada. Ya que los millones de consumidores de todo el mundo generan millones de toneladas de residuos, a la vez que se extraen y explotan los cada vez más escasos recursos naturales.

Esto implica que el crecimiento económico y la generación de empleo no podrán continuar ilimitadamente en un mundo que, por desgracia, si es limitado.

Gracias a la presión que, con los años, fueron ejerciendo las asociaciones de defensa del consumidor, se lograron implantar leyes de garantía, para evitar que los fabricantes diseñasen productos cada vez más desechables, y protegiendo en cierta medida los intereses del consumidor.

Sin duda, debemos cambiar la mentalidad consumista, no desechando un aparato que todavía funciona o que se pueda reparar. Una nueva mentalidad de mercado en la que los fabricantes recojan sus productos una vez obsoletos o definitivamente averiados para reciclar todas sus partes y reincorporarlas como materias primas en sus ciclos de fabricación, reduciendo los residuos y la extracción de recursos del medio ambiente.

La concienciación es el primer paso hacia la sostenibilidad, un primer paso en un camino de reciclaje, consumo inteligente, reparación y reutilización que lleve finalmente a la industria a imitar al ciclo de vida de la naturaleza, en la que todo vuelve al ciclo productivo. Un buen modo de mejorar nuestra percepción sobre la sociedad de consumo en la que vivimos y la obsolescencia programada, es dedicar escasamente una hora y veinte minutos de nuestra vida en visualizar el galardonado documental “Comprar, tirar, comprar” que podéis ver online en el siguiente enlace.

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