Los aparatos se quedan anticuados o llegan un punto en el que dejan de funcionar o quedan obsoletos, es lo que se llama obsolescencia tecnológica y es algo que nos afecta a todos.
Ya no se hacen las cosas como antes. Esta es una frase que todos hemos dicho en algún que otro momento, y es sumamente cierto. Los productos que se fabrican actualmente en su mayoría están diseñados para no durar. ¿Qué sería de una fábrica de automóviles si con comprar uno te durase toda la vida? Llegaría un momento en que nadie compraría coches. Así nació la obsolescencia programada.
Los fabrican
tes calculan y establecen este periodo de tiempo en el que el producto dejará de funcionar o en el que se quedará anticuado u obsoleto.
Tipos de obsolescencia
La obsolescencia de los productos se puede presentar de distintas formas dependiendo del tipo de producto.
La primera es la obsolescencia percibida, en este caso el producto es el mismo pero con un cambio de diseño estético, pero lo venden como nuevo.
En segundo lugar tenemos la obsolescencia especulativa, que se da cuando se comercializa un producto incompleto o con prestaciones inferiores a bajo precio, para así hacerse un hueco en el mercado, para posteriormente vender un producto completo. Esto es muy habitual en programas y servicios informáticos.
Otra forma en la que se presenta es la obsolescencia psicológica y social, esta no está calculada aparentemente, pero se nos ha ido imponiendo en nuestro estilo de vida, pero que mediante publicidad y marketing nos empuja e insiste en que compremos “lo último” del mercado. Esto nos puede llevar a reemplazar un producto que todavía funciona por otro más nuevo, sólo por “estar a la última”.
Por último esta la obsolescencia planificada, en la que se planifica un tiempo determinado de vida útil del producto, tras el cual el cliente se verá obligado a cambiarlo.
En este último caso se puede alargar esta vida en el caso de muchos aparatos, si se acude a un servicio técnico y se reemplaza la pieza que “invita” al cliente a reemplazar el aparato. Siempre será más económico que comprar un aparato nuevo. Sin duda luchar contra la obsolescencia es muy difícil.
